Música barroca

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              Entidad colectiva · 1954-1976
              • El Conjunto de Música Antigua recibió su nombre definitivo en 1960, con su incorporación a la Pontificia Universidad Católica de Chile. No obstante, el proyecto nace informalmente en 1954, recibiendo diversos nombres en programas de conciertos y notas de prensa, entre otros, Conjunto de Instrumentos Antiguos y Conjunto Música Antigua. La iniciativa surgió de un grupo de interesados en la interpretación con instrumentos históricos, entre ellos la chilena Juana Subercaseaux, intérprete de flautas dulces y posteriormente de viola da gamba y un grupo de emigrantes europeos residentes en Chile: el ingeniero alemán Kurt Rottmann, que llegó a Chile en 1935 e interpretaba la tiorba; el bailarín Rolf Alexander, quien emigró al país en 1954 para formar parte del Ballet Nacional Chileno y que era intérprete de flauta dulce y viola da gamba; y la bailarina de origen griego Mirka Stratigopoulou, que aprendió a tocar flautas dulces con Alexander. Los primeros encuentros realizados en forma de Hausmusik en casa de Rottmann desembocaron en una primera presentación pública en el Instituto Chileno-Alemán de Cultura en 1954. La participación de Rottmann, Alexander, Subercaseaux, Stratigopoulou y otros fue complementada con los comentarios a cargo del compositor y pianista Federico Heinlein, quien ya desde 1952 ofrecía cursos de interpretación de música antigua en la Escuela Moderna de Música (Rondón 2004). Durante los siguientes años de la década de 1950, el ensamble participó en las temporadas de la Asociación Nacional de Compositores, en el Salón de Honor de la P. Universidad Católica de Chile, y también colaboró con proyectos del Teatro Experimental de la Universidad de Chile. Bajo la dirección del organista alemán Gerd Zacher, participaron en 1955 en el estreno chileno de Dido y Eneas de H. Purcell. Entre 1955 y 1957 se sumaron nuevos integrantes, entre ellos Sylvia Soublette como cantante, Katarina Rottmann en viola da gamba y los hermanos Edmundo y René Covarrubias como flautistas dulces.

              Un nuevo impulso recibiría el ensamble a raíz de la pasantía de un año que Juana Subercaseaux realizó en 1958, junto al ensamble New York Pro Musica Antiqua dirigido por Noah Greenberg, gracias a una Beca Fulbright. A partir de esta experiencia, Subercaseux propuso modificaciones que llevarían a la profesionalización del Conjunto de Música Antigua, el que desde entonces se conformó por un quinteto vocal mixto y ensamble instrumental. Sylvia Soublette paulatinamente asumió la dirección del quinteto vocal y posteriormente la dirección musical general. Hasta 1959 el ensamble constituía un proyecto independiente, si bien ensayaba en la Escuela Moderna de Música. En 1960, la situación cambiaría con el nacimiento del Departamento de Música de la P. Universidad Católica de Chile – posteriormente denominado como Instituto de Música. Así, en 1960, la agrupación pasó a llamarse “Conjunto de Música Antigua de la Universidad Católica” o “Conjunto de Música Antigua UC”, si bien esto no implicó que contara con un presupuesto estable para su funcionamiento.

              Durante la década de 1960 el Conjunto desplegó una intensa actividad. Por una parte, a partir de los cursos y seminarios sobre interpretación histórica (para flauta dulce, viola da gamba, laúd, clavecín, canto y práctica de conjunto) que el ensamble ofreció en la Pontificia Universidad Católica desde 1962, se brindó la posibilidad de formar nuevos interesados en esta corriente (Rondón 2004). Durante esta década, a los numerosos conciertos en Santiago y en otras ciudades de Chile, se sumaron diversas giras internacionales, que llevaron al Conjunto de Música Antigua UC a Perú (1963), Estados Unidos (1963), Europa (España, Italia, Alemania Federal, Francia, Grecia) y diversas ciudades de la Unión Soviética (ambos en 1966). En 1967, el Conjunto se presentó en Colombia, Ecuador y Perú y en 1968 en México. Por su participación en el evento “Imagen de Chile” organizado por la embajada chilena en Washington, Estados Unidos en 1963, el ensamble recibió el año siguiente la Medalla de Oro Elizabeth Sprague Coolidge. También en 1964, la Fundación Rockefeller realizó una importante donación, que permitió la adquisición de instrumentos y partituras que se conservaron en la Universidad Católica. En Moscú, en 1966, grabaron un disco gracias al auspicio del Ministerio de Cultura de Rusia, mientras que la gira de 1968 culminó participando en las Olimpíadas Culturales en México. En 1970, el ensamble realizó una nueva serie de conciertos en Estados Unidos. Durante estas giras, el ensamble actuó en salas y festivales relevantes, por ejemplo en Atenas y en Dubrovnik, siendo muchas veces como primer ensamble de música antigua latinoamericano en presentarse en dichos escenarios.

              En 1974 en ensamble realizó el concierto-espectáculo “El descubrimiento de América” para celebrar sus 20 años de trayectoria. Este proyecto, que contó con un libreto de Subercaseaux, la dirección musical de Sylvia Soublette, la dirección de Ramón Núñez y la escenografía e iluminación de Ramón López, obtuvo el Premio de la Crítica de 1974 y se presentó en una última gira por América Latina, Estados Unidos y Canadá. Pese a este éxito, la compleja situación política del Chile de la dictadura incidió también en la trayectoria del Conjunto, ya que diversas personas vinculadas al ensamble se fueron de Chile. Así, en el último gran espectáculo del Conjunto, “La historia de María”, de 1976, ya no participaron Sylvia Soublette ni tampoco Mirka Stratigopoulou, que emigraron a Venezuela, donde continuaron cultivando la música antigua. Junto al libreto y dirección musical de Subercaseaux y la dirección escénica de Ramón López y Ramón Núñez, participaron en este montaje de 1976 los cantantes Mary Ann Fones, Carmen Luisa Letelier, Víctor Saavedra y Juan Gutiérrez, junto a los intérpretes Daniel Smith, Fernando Silva, Oscar Ohlsen y Luis González.

              En su trayectoria de más de dos décadas, el Conjunto de Música Antigua contribuyó a profesionalizar y brindar un espacio institucional a la interpretación históricamente informada, cumpliendo un rol pionero en Chile y América Latina.