Fue un compositor francés, discípulo de César Franck. Henri Duparc tenía treinta y ocho años cuando la enfermedad nerviosa de la que era atendido desde hacía años, le impidió definitivamente componer. A pesar de haber destruido la mayoría de sus composiciones, las que quedan son grandiosas. De una gran factura, sensibles y expresivas, sus 17 mélodies han bastado para hacer de él un compositor de excepción, uno de los mejores melodistas franceses.
Henri Duparc nació el 21 de enero de 1848 en París, en una familia noble de antiguos aristócratas. Su padre, Louis-Charles, licenciado del Politécnico, fue director general de los ferrocarriles del Oeste, y su madre, Frédérique Amélie de Gaïté, de la nobleza lorrena, fundó cuatro obras religiosas destinadas a ayudar a los niños. El joven Henri realizó sus estudios de secundaria en París, en el Colegio de los Jesuitas de la calle Vaugirard, donde tiene como profesor de piano al mismísimo Cesar Franck, que le hizo comprender que no podría llegar a ser jamás un virtuoso pianista, pero que vio en él madera de compositor. Siendo todavía estudiante, escribió sus primeras composiciones, Six Reveries para piano. En el colegio destacó por su don para las lenguas, pero era algo tímido, agobiado por la presión de una educación muy severa