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Registro de autoridad
Stravinsky, Igor
Persona · 1882-1971

Compositor y pianista. Nacionalizado estadounidense y posteriormente francés. Nació en Ormienbaūm, Rusia. Murió en Nueva York.
Su larga vida le permitió conocer gran variedad de corrientes musicales. Resultan justificadas sus protestas contra quienes lo tildaban de músico del porvenir: «Es algo absurdo. No vivo en el pasado ni en el futuro. Estoy en el presente». En su presente compuso una gran cantidad de obras clásicas abordando varios estilos como el primitivismo, el neoclasicismo y el serialismo, pero es conocido mundialmente sobre todo por tres obras de uno de sus períodos iniciales —el llamado «período ruso»—: El pájaro de fuego (L'Oiseau de feu, 1910), Petrushka (1911) y La consagración de la primavera (Le sacre du printemps, 1913). Para muchos, estos ballets clásicos, atrevidos e innovadores, prácticamente reinventaron el género. Stravinski también escribió para diversos tipos de conjuntos en un amplio espectro de formas clásicas, desde óperas y sinfonías a pequeñas piezas para piano y obras para grupos de jazz.

Stravinski también alcanzó fama como pianista y director, frecuentemente de sus propias composiciones. Fue también escritor; con la ayuda de Alexis Roland-Manuel, Stravinski compiló un trabajo teórico titulado Poetics of Music (Poética musical), en el cual dijo una famosa frase: «La música es incapaz de expresar nada por sí misma».​ Robert Craft tuvo varias entrevistas con el compositor, las cuales fueron publicadas como Conversations with Stravinsky.

Esencialmente un ruso cosmopolita, Stravinski fue uno de los compositores y artistas más influyentes de la música del siglo XX, tanto en Occidente como en su tierra natal. Fue considerado por la revista Time como una de las personalidades más influyentes del siglo XX.

Rimsky-Korsakov, Nikolay
Persona · 1844-1908

Fue un compositor, director de orquesta y pedagogo ruso miembro del grupo de compositores conocido como Los Cinco.c​ Considerado un maestro de la orquestación, sus obras orquestales más conocidas —el Capricho español, la Obertura de la gran Pascua rusa y la suite sinfónica Scheherezade— son valoradas entre las principales del repertorio de música clásica, así como las suites y fragmentos de alguna de sus quince óperas. Scheherezade es un ejemplo de su empleo frecuente de los cuentos de hadas y temas populares.

Rimski-Kórsakov nació en Tijvin, unos 140 km al este de San Petersburgo, en el seno de una familia aristocrática con antecedentes militares. Su hermano mayor, Voin, veintidós años mayor que él, fue un conocido navegante y explorador marino.

Rimski-Kórsakov hace referencia en sus memorias que su madre tocaba un poco el piano y su padre sabía tocar de oído algunas piezas en este instrumento. Según el musicólogo Abraham, Rimski‑Kórsakov heredó la tendencia de su madre de tocar demasiado despacio. A la edad de seis años empezó a tomar clases de piano con varios profesores locales y mostró talento en destrezas auditivas,​ pero manifestaba poco interés, tocando, como más tarde escribiría, «mal, de manera descuidada, [...] manteniendo un tempo correcto a duras penas».
En el periodo en que fue a la escuela, Rimski‑Kórsakov tomó lecciones de piano de un hombre llamado Ulij. Estas clases recibieron la aprobación de Voin, director de la escuela en aquel entonces,​ porque ayudarían al joven a desarrollar sus habilidades sociales y a superar su timidez. Rimski‑Kórsakov escribe que mientras se mostraba «indiferente» a las lecciones, creció dentro de él el amor por la música, fomentada por las asiduas visitas a la ópera y a conciertos orquestales.​ Ulij se dio cuenta de que tenía un importante talento musical y le recomendó un nuevo profesor, F. A. Canille (Théodore Canillé). Empezó las lecciones de piano y composición en otoño de 1859 con Canille, del que más tarde diría ser el motivo por el que dedicó su vida a la composición. Gracias a Canille accedió a gran cantidad de música nueva para él, incluyendo la de Mijaíl Glinka y Robert Schumann.​ A pesar de que al joven músico le gustaban las clases de música, Voin las canceló cuando Rimski‑Kórsakov contaba con diecisiete años, al no parecerle ya de utilidad práctica. Canille le pidió a Rimski‑Kórsakov que continuara yendo a su casa cada domingo, no para clases formales, sino para tocar duetos y hablar de música. En noviembre de 1861, Canille presentó al joven de dieciocho años a Mili Balákirev. Balákirev a su vez le presentó a César Cui y Modest Músorgski. Estos tres hombres eran ya conocidos compositores a pesar de estar en la veintena. Rimski‑Kórsakov posteriormente escribió: «¡Con qué deleite escuchaba discusiones de temas de verdad [cursiva enfática de Rimski‑Kórsakov] sobre instrumentación, escritura de partes, etc.! ¡Y además, la mayor parte de lo que se hablaba era sobre asuntos musicales de actualidad! De golpe me sumergí en un nuevo mundo, desconocido para mí, del cual sólo había oído hablar en la sociedad de mis amigos diletantes. Me causó una gran impresión».

Balákirev animó a Rimski‑Kórsakov a que compusiera y le enseñó lo básico para empezar, aprovechando el tiempo que no pasaba en alta mar Balákirev también le urgió a que se enriqueciera leyendo libros de historia, literatura y crítica literaria.16​ Cuando le mostró a Balákirev los primeros compases de una primera sinfonía (en mi bemol mayor) que había compuesto, este insistió en que debía seguir trabajando en ella a pesar de su desconocimiento de las formas musicales. Durante dos años y ocho meses Rimski‑Kórsakov navegó en el velero clíper Almaz. A finales de 1862, ya había completado y orquestado tres movimientos de la sinfonía.18​d​ Compuso el movimiento lento durante una escala en Inglaterra y le envió por correo la partitura a Balákirev antes de volver a alta mar. Al principio, el trabajo en la sinfonía mantuvo al joven ruso ocupado durante su travesía.​ Compró partituras en cada puerto en el que hacían escala, así como un piano para interpretarlas y ocupaba sus horas de ocio estudiando el tratado de orquestación de Berlioz.​ Encontró tiempo para leer las obras de Homero, William Shakespeare, Friedrich Schiller y Johann Wolfgang von Goethe, visitando Londres, las Cataratas del Niágara y Río de Janeiro durante sus escalas en puertos.​ Finalmente, la falta de estímulo musical exterior apagó las ansias de aprender del joven marinero y le confesó a Balákirev que tras dos años en el mar había descuidado sus clases de música por meses.​ «La idea de ser un músico y compositor poco a poco fue perdiendo fuerza», recordaría posteriormente, «las tierras lejanas me empezaron a seducir, de alguna forma, aunque, siendo sincero, el servicio naval nunca me gustó mucho y a duras penas se adecuaba a mi forma de ser».